De Alvin Lee, guitarrista y líder de Ten Years After, se decía que era el guitarrista más rápido del mundo, y su mítica interpretación de I´m Going Home en el Festival de Woodstock no hizo sino confirmar ese extremo. No obstante, quizá las mayores cotas de velocidad las obtuvo con su banda en la versión grabada en la BBC de Woodchoppers Ball, un clásico de Woody Herman.
En sus inicios en la música, Lee se centró sobre todo en el jazz, y eso que sus padres no sólo tenían una importante colección de discos de blues en su casa, sino que una vez invitaron a su casa, tras un concierto, al bluesman Big Bill Broonzy, lo que hizo que Alvin, entonces aún estudiante, cambiara el clarinete por la guitarra. En años sucesivos, fue evolucionando del jazz al rock hasta llegar a formar sus primeras bandas. La primera digna de mención fue los Jaybirds, desde 1964, donde ya coincidió con el bajista Leo Lyons, con el que formaría en 1967 Ten Years After. Completaron la formación primero el batería Ric Lee y finalmente el teclista Chick Churchill.
La formación de la banda, de izquierda a derecha: Alvin Lee, Leo Lyons, Ric Lee y Chick Churchill,
El álbum contenía varios temas cercanos al jazz, pero se cerraba con esa bomba que era I´m going home. un boogie muy acelerado con pizcas de rock and roll clásico. Su letra era básicamente una letanía: "I´m going home / to see my baby", en la que se insertaban frases de clásicos como Baby, please don´t go, Blue Suede Shoes o Whole lotta shakin going on. La célebre interpretación que la banda hizo un año después del tema en el Festival de Woodstock, si bien les dio mayor fama, tenía algo ya de circense, de demostración de virtuosismo y velocidad. Y es que las bondades del tema se podían apreciar en sus versiones más cortas, de poco más de cuatro minutos.
Merece la pena adentrarse en los otros Ten Years After, los que practicaban un blues-rock más intenso que veloz, versionando clásicos como Good Morning Little Schoolgirl, Spoonful o Crossroads y creando temas tan potentes como I woke up this moning, Love like a man, Hear me Calling, o, su mayor éxito, I´d love to change the world.
Aunque la banda se separó a mediados de los setenta, Lee no paró de tocar prácticamente hasta su muerte, alternando discos en solitario con reuniones esporádicas de Ten Years After. Como señaló acertadamente Diego Manrique en la necrológica del guitarrista, "la vida no fue especialmente cruel con Alvin, excepto si se considera castigo cruel la obligación de tocar cada noche un I’m going home que durara un mínimo de diez minutos".
¿Premio o castigo? Tan solo el propio Lee podría responder esta cuestión, pero creo que llegamos 3 años tarde...
ResponderEliminarMil gracias Juan Luis por someternos a este dulce castigo.
Un gran día aquel en el que decidió guardar el clarinete, nos lo habríamos perdido.
ResponderEliminarPero aparte de ser rápido hay que ser un buen músico, dicen los entendidos que lo importante no es la velocidad, eso se puede practicar con el Guitar Hero, sino saber bajarla.
Muy buena elección e impresionante At The Woodchopper's Ball. Me has recordado una época donde alternaban con John Mayall. Ya no se hacen cosas así.
Saludos cordiales Juan Luis