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Imagen editada desde EventsDroid.com |
...y Dios bajó a la Tierra, a Murcia ni más ni menos. Y eso es algo que los que profesamos la religión Smithiana no podíamos dejar escapar, especialmente si se vive a tan solo 50km del lugar del milagro.
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Aunque no se aprecie bien, Musicae Memorandum estuvo en el SOS 4.8 |
Así pues, ya convencido y con las entradas adquiridas, partimos temprano hacia la capital -es que somos de pueblo, mucho-, no sin antes adquirir las reservas alcohólicas pertinentes, algo que también hicieron el 90% de los asistentes al festival, tal y como comprobamos nada más llegar a los aledaños del recinto.
Pero nosotros solo veníamos a ver al gran Morrissey, por lo que practicamente ignoramos a otros artistas como Xoel López (quien ya apareció mencionado en el blog precisamente por su versión de There is a light that never goes out) o Supersubmarina.
Y por fin se obró el milagro, Morrissey apareció ante nuestros incrédulos ojos enfundado, eso sí, en una especie de hortera camisola que a mi amigo le recordó la de su 1ª comunión. Sus músicos, estupendos, lucían camisetas de Morrissey. Exigencias del guión, supongo.
En cuanto al setlist, tal como era de esperar, fue bastante parecido al que ejecutó en Barcelona tan solo dos días antes pero con alguna sorpresa:
- 1ª parte: Junto al escenario
Bien cerca pude deleitarme con Suedehead, mi tema favorito de su carrera en solitario y elegida para ambientar esta reseña al final de la entrada. No había mejor manera de abrir el concierto, una auténtica gozada poder disfrutar de este temazo y de la gran voz de Mozz, que ante todo, y obviando todo lo que le rodea, es un cantante sensacional y único.
Sin duda, al menos para mí, el comienzo fue lo mejor de su actuación. Staircase at the University, Kiss me alot, la estupenda World peace is none of your business (homónima de su último trabajo) y la maravillosa I´m throwing my arms around Paris completaron un inicio realmente formidable.
- 2ª parte: Separados
Las necesidades fisiológicas fatalmente previstas por mi parte hicieron que tuviera que ausentarme y separarme de mi acompañante. Durante mi necesaria y ardua travesía hacia los aseos sonaron Mama lay softly on the Riverberd y Stop me if you think you´ve heard this one before, la primera merced de las tres que tuvo a bien conceder Mozzer respecto a The Smiths. No me disgusta esta canción pero hubiera preferido decenas de canciones de los de Manchester antes que esta, una pena.
Si difícil fue la salida de la muchedumbre, imposible fue penetrarla para alcanzar a mi amigo. No fui consciente hasta ese momento de la gran cantidad de gente que estaba disfrutando de la actuación, por lo que finalmente resolví quedarme más alejado, junto al espacio reservado a los técnicos. Desde allí fue donde pude ver First of the gang to die, Istanbul, la bonita con ese aire añejo Certain people I know, The world is full of crashing bores, la intimista y fascinante Speedway (este vídeo es acojonante), The bullfighter dies (anticipo de lo que se nos avecinaba) y la gran sorpresa de la noche para mí, Everyday is like Sunday, su canción tal vez más conocida la cual esperaba como cierre y que disfruté plenamente desde mi posición apoyado en unas "cómodas" vallas.
Y del cielo pasamos al infierno, Dios convertido en Demonio, así es Morrissey. Su empecinamiento por la defensa del maltrato animal y su radical veganismo hace que en muchas ocasiones se exceda hasta el mal gusto. El vídeo que acompañaba a Meat is murder -no pinches el enlace si eres sensible- es tan desagradable y explicito que es inevitable girar la cabeza y apartar la mirada de la pantalla en la que aparecen crueles sacrificios a animales en mataderos. Incluso la chica que estaba a mi lado (que por el acento no era de la Región de Murcia ni alrededores) me dijo que se le acababa de joder el concierto. Entiendo que su intención es buena y justa, yo como defensor a ultranza del maltrato animal y antitaurino radical comparto su parecer, pero en ningún caso la forma de hacerlo. Lo que nadie puede negar es que es transgresor hasta las últimas consecuencias.
- 3ª parte: Juntos de nuevo:
Mientras sonaba Scandinavia, recibí un mensaje de mi amigo, por lo que tras despedirme de la chica, inicié la marcha hacia la barra del chiringuito, donde me esperaba. Desde allí, ya juntos pudimos asistir al final del concierto: Primero y bajo el asombro de la mayoría Irish blood, english heart y para rematar la faena (no se si esta frase le gustaría mucha al bueno de Mozz) la cañera What she said, la última y más acertada evocación a The Smiths.
Y entonces su silueta se desvaneció. Yo, cubata en mano, aguanté estoicamente los empujones de la muchedumbre que abandonaba el lugar con la irreal esperanza de un bis Smithiano. What difference does it make, How soon is now o The boy with the thorn in his side nunca llegaron. Dos milagros en una misma experiencia religiosa hubieran sido demasiados.
Sin duda debió ser toda una experiencia. Morrissey bien merece la pena
ResponderEliminarSaludos
A este tio o lo amas o lo odias, huelga decir en qué grupo me encuentro yo. Y sí, fue una gran experiencia.
EliminarUn abrazo Félix.